Llegaba el viento de cuaresma Era un largo toro de percusión y luego los volantines en el patio la candelada del gallo y el recogimiento. En mi casa preparando los canceles detrás de la memoria
La abuela se persignaba entre las matas guardaba la lluvia en las tinajas
Venía el viento seco y movía las palabras establecía moderación en los gestos
Pasaba la cola del diablo y temblaban los tamarindos y prorrumpían en marías clarísimas las bocas más antiguas de mi casa.
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