El Titánic en el fondo del océano
El Titánic
A las
11 de la noche del día 14 de abril de 1912, a pesar de incorporar
nuevas y avanzadas tecnologías la imprudencia enterró bajo las
aguas del atlántico la soberbia de aquellos que creyeron “que ni
Dios podía hundirlo.” Esta tragedia marítima de principios del
siglo XX, fue capaz de sacudir las conciencias e hizo posible
convenios internacionales para la protección de la vida humana en el
mar.
En su
tiempo era considerado el barco más grande y lujoso del mundo,
zarpó desde el puerto de Southampton
Inglaterra el 10 de abril de 1912, con destino
a Cherburgo,
Queenstown
y finalmente
a Nueva
York. Era el
segundo de los trió de los transatlánticos construidos en los
astilleros
Harland and Wolff.
El 15 de abril a las 2:30 de la mañana el mar sepultaría en sus
gélidas aguas al Titanic. Dejaría esté el mundo
físico para perdurar en la memoria y en la historia de la humanidad.
Los
últimos momentos del coloso han sido reproducidos por las páginas
de la historia y del celuloide. Estas han relatado la tragedia que
se pudo muy bien evitar si se hubiera tomado las medidas de seguridad
necesarias como: la atención a los llamados de alertas lanzados por
otros barcos con respecto a los gigantescos bloques de hielo
“Iceberg” que se movían en su ruta y la colocación abordo de
suficientes botes salvavidas. “La seguridad fue obviada en
beneficio del lujo y el confort.”
Uno
de los relatos más conmovedores fue sin duda el protagonizado por la
orquesta de Wallace
Hartley, en un
intento para que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza
permanecieron tocando a pesar del hundimiento inexorable del barco;
sus ocho integrantes jamás fueron hallados. Existen especulaciones
acerca de la última melodía interpretada por ellos, la cual pudo
ser «Más
cerca, oh Dios, de ti».
Los
sobrevivientes al describir la tragedia del Titánic dejaron
entrever como malas decisiones entre ellas: poner en retroceso las
maquinas del buque lo cual, resto potencia a las mismas e hizo
difícil el viraje a tiempo del barco, no tener claro la
cantidad de pasajeros que podían subir a bordo de los botes
salvavidas y no llevar las luces de bengala rojas, usadas para el
“SOS.” Todos estos hechos cobrarían la vida de 1517 personas;
en su mayoría pasajeros de tercera clase.
En 1985 Robert Ballard, de
la Institución Oceanográfica de Woods Hole,
descubrió los restos del Titánic a 4000 metros de profundidad y a
625 km al sudeste de terranova.
Este
hallazgo sirvió para que otras expediciones saquearan los objetos
que guardaron por casi un siglo las aguas del atlántico norte. A
casi cien años de la catástrofe del Titánic, el crucero Costa
Concordia el 13 de enero de 2012, encalló
frente
a la isla
italiana de Giglio, con
las graves consecuencias de al menos 28 muertos y 4 desaparecidos. La
negligencia y la soberbia son los causantes de este nuevo desastre
marítimo; al parecer el hombre es el único animal que tropieza dos
veces con la misma piedra.
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